Cooperativistas a las bancas | Centro Cultural de la Cooperación

Cooperativistas a las bancas

07/12/2011


 

 

Dos dirigentes del movimiento cooperativo nucleado en el IMFC accedieron a sendas bancas al cabo del proceso electoral.

En el caso de Edgardo Form, gerente general del Instituto, fue electo como legislador porteño en la lista de Nuevo Encuentro, conglomerado que concretó un acuerdo en la ciudad de Buenos Aires con el Frente para la Victoria, por el cual apoyaron la candidatura e jefe de Gobierno de Daniel Filmus pero presentaron lista propia para la legislatura local. En lo nacional, dicho acuerdo comprendía el respaldo a la reelección de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, y la incorporación de representantes de Nuevo Encuentro a la lista de diputados nacionales del kircherismo. Juan Carlos Junio, director del Centro Cultural de la Cooperación, ocupó el cuarto lugar de la nómina y resultó electo el 23 de octubre. Se consolida de este modo la presencia cooperativa en la Cámara Baja, ya que se encuentra en ejercicio de su diputación el presidente de Banco Credicoop, Carlos Heller.

–¿Qué significa para un dirigente cooperativista acceder a una banca en el Poder Legislativo?
–Juan Carlos Junio: Nuestro movimiento siempre tuvo una profunda preocupación por los problemas de la política, más allá de que no teníamos una participación directa de carácter institucional, porque es un movimiento social, cultural, reivindicativo. Sin embargo, la política nunca nos fue ajena.

En los últimos años surgió la idea de la conformación del Partido Solidario, con el que fuimos a la arena política y en muy corto tiempo, menos de un lustro, obtuvimos una representación muy valiosa.

–Edgardo Form: Recientemente, durante una reunión del Consejo de Administración del IMFC, Juan Carlos recordaba una expresión de Floreal Gorini, cuando nos invito a formar parte del equipo de comunicadores radiales, hace más de 20 años. Era un momento muy difícil porque predominaba el pensamiento neoliberal y el Instituto comenzó con los microprogramas que continúan hasta el día de hoy. Con una gran visión estratégica Floreal nos dijo: «Tenemos que instalarlos a ustedes para que algún día sean diputados». Y la profecía se cumplió. Si bien ambos tenemos vocación política, protagonismo, participación en temas de la política social, en la construcción del movimiento, como comunicadores, como dirigentes en distintos momentos y distintos ámbitos, la posibilidad de acceder a un cargo legislativo, al menos en mi caso, no estaba en los planes. Creo que todo esto es un capital de enorme importancia y de gran utilidad para procurar que se transforme también en proyectos legislativos y en una labor de construcción con sectores afines en torno de un proyecto compartido en ambas cámaras, por un lado la diputación nacional y por otro, la legislatura porteña.
–JCJ: La mención a Floreal, mas allá de un reconocimiento a su visión estratégica, apunta a rescatar un enfoque. Nosotros somos un movimiento social, reivindicativo, que a lo largo de más de 50 años ha desplegado acciones de lucha, además de concientización y de esclarecimiento en los sectores medios de la sociedad. Acá lo que se incorpora es una visión de carácter político y de combinación de la lucha social con la representación en los espacios políticos. Creo que eso es una visión mucho más completa en un afán de vocación política en función de contribuir desde nuestro lugar con la transformación social.
–¿Cómo es el vínculo entre cooperativismo y participación política? ¿Se discute este tema en el ámbito del movimiento solidario?

–EF: Durante muchos años se insistió en que el cooperativismo tenía como principio la neutralidad política y religiosa. Pero ya en 1966, en un Congreso de la Alianza Cooperativa Internacional, hubo un debate acerca de la vigencia o no de ese concepto que fue acuñado por los pioneros de Rochdale en su estatuto fundacional. En ese momento la Alianza planteó que el término, el concepto neutralidad, no era correcto, teniendo en cuenta que las cooperativas reflejan los intereses, los derechos y las necesidades de su masa societaria. Frente a diversas formas de agresión del mercado y del contexto a las cooperativas y sus socios, las cooperativas no debían ser neutrales, porque la neutralidad termina beneficiando al más poderoso. Ya en 1995, en el congreso centenario de la ACI, se actualizan y reformulan parcialmente los principios de la Alianza. En lugar de neutralidad se incorpora el concepto de independencia y de autonomía. Pero al mismo tiempo, en la Alianza y en muchas entidades cooperativas nacionales, entre ellas COOPERAR, comenzó hace un tiempo un debate acerca de la necesidad de la incidencia del cooperativismo sobre los poderes públicos, para procurar que se hagan eco a través de disposiciones, políticas públicas, normas legales, de las reivindicaciones del cooperativismo. Incidencia supone gravitar sobre los poderes públicos de distintas formas, una de ellas es promover la presencia de dirigentes cooperativistas en los ámbitos institucionales. Probablemente el Instituto en este sentido sea un precursor, porque desde sus inicios definió que las cooperativas son un instrumento, una herramienta de transformación social.
–El cooperativismo aparece, en el actual contexto de una crisis internacional profunda, como una alternativa de gestión económica de emprendimientos de distinta naturaleza. ¿Creen que se refleja esta potencialidad en los debates globales?

–EF: La crisis, que es general, profunda, y que abarca todos los planos: político, social, cultural y económico, pone en tela de juicio la vigencia de este sistema dominante en el planeta. Pone en tela de juicio el neoliberalismo, el capitalismo como modelo, como sistema. Porque lejos de resolver los problemas de la sociedad, del mundo, los agudiza. Hay crisis incluso climática y energética, porque el modelo basado en el petróleo está haciendo estragos. Esto no solamente supone el uso indiscriminado de reservas no renovables que provee la naturaleza sino que conlleva la disputa por el dominio territorial de aquellos lugares donde hay petróleo. Entonces las potencias imperiales invaden, matan, destruyen para acceder a esos recursos no renovables. En consecuencia, creemos que está en debate toda la configuración de la economía, de la política y de la sociedad y también la propia cultura. En ese debate, el cooperativismo ocupa un lugar indiscutible y como el propio Carlos Heller decía hace pocas semanas en la sede de la Asamblea de las Naciones Unidas, como único orador por América latina y el Caribe, el cooperativismo no es sólo para la emergencia de grupos postergados o de pequeños emprendimientos. A través de grandes empresas cooperativas en todos los continentes se demuestra la capacidad de la economía solidaria para encarar en forma racional, en cuanto al respeto por la naturaleza, y sobre todo por las necesidades del usuario y del asociado, la provisión de bienes y de servicios, articulando democracia y eficiencia. Por algo las Naciones Unidas y la ACI han consagrado a 2012 como año internacional de las cooperativas bajo un lema que tiene un significado muy profundo: «Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor».

–JCJ: Hay una crisis de propuesta a la sociedad planetaria clara y evidente que tiene grandes fisuras por donde, precisamente, avanzan nuevos movimientos políticos y sociales. Nosotros como cooperativistas venimos trabajando desde hace muchos años, reconociendo esta crisis orgánica del capitalismo y proponiendo transitar otros caminos. Uno es el planteo de incrementar el rol del Estado, y en este punto volvemos a una idea de Floreal: que haya más Estado, pero con más participación social y más control democrático. Es decir, una visión renovadora del Estado con vistas a que ocupe un papel más trascendente en áreas que ahora ocupa este capitalismo salvaje. Y la otra cuestión es la del cooperativismo. Se viene una fase donde tenemos la convicción de que el cooperativismo de todas las ramas está llamado a tener un papel mucho más importante y trascendente en términos estratégicos.

–¿Cuál es su interpretación del resultado del proceso electoral?

–JCJ: Hay una afirmación muy fuerte de la legitimidad del gobierno de CFK y apoyo al rumbo general de este gobierno. El electorado vota por las razones más diversas, siempre fue así. Sin embargo, podríamos sustanciar que hay un apoyo explícito al rumbo general. El rumbo es todo, la economía, las finanzas, la política exterior, la política cultural, la salud, la educación, etcétera. Por lo tanto allí hay un dato que no es obvio, hay que significarlo muchísimo en términos políticos. El otro elemento que aparece es que el 23 de octubre se registró una fuerte derrota de la derecha política en la Argentina. Diría incluso que hay una cuestión axiomática: cuanto más de derecha, menos votos. Por lo tanto se fortalece muchísimo la posibilidad y la necesidad de profundizar este proyecto porque el Gobierno sale legitimado y queda debilitada la alternativa de la derecha. En síntesis, nuestra convicción, al igual que el Gobierno, es que hay grandes condiciones políticas, sociales y culturales para profundizar este proyecto, hay grandes condiciones para continuar con los grandes cambios y transformaciones sociales que aún nos debemos.
–EF: Lo primero que tenemos que decir es que somos respetuosos de la voluntad popular. En el caso de la ciudad de Buenos Aires nos hubiera gustado otro resultado en la elección del 10 y el balotaje del 31 de julio. Después de 4 años de gestión de Mauricio Macri, en los cuales se hizo evidente que aquella promesa de equipos especializados que venían preparándose con mucho tiempo de anticipación para resolver los problemas de la ciudad no existían o no estaban capacitados para resolverlos, ya que muchos se mantuvieron e incluso algunos de ellos se agudizaron. A diferencia de lo que se advierte como una cuestión central del proyecto nacional, donde hay un Estado presente y activo, en la ciudad hay un mercado presente y activo, que es lo que privilegia la concepción de este gobierno. Tendremos que luchar a brazo partido en una legislatura con predominio del macrismo, pensando en 2015 como una meta hacia la cual tenemos que lograr una ampliación de la base de sustentación de nuestras propuestas para cambiar el signo político de la capital de la república.

–JCJ: Sin embargo, en las presidenciales, el kirchnerismo y sus aliados, entre los que estaba Nuevo Encuentro, fueron la primera fuerza en la ciudad. Creo que es un hecho de gran significación, porque en una presidencial, que es cuando se define el rumbo de la Nación, la mayoría de la ciudadanía de Buenos Aires eligió a la Presidenta y a cinco diputados nacionales de su lista.

–Haciendo un balance desde 2003 a la fecha, ¿cuáles son para ustedes los principales logros y asignaturas pendientes del kirchnerismo en el gobierno?
–EF: Hay un repertorio de realizaciones muy importantes que significan un gran cambio de rumbo respecto de lo que venía ocurriendo en nuestro país antes del 25 de mayo de 2003. Por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo, en la que se incluyó posteriormente a las embarazadas desde el tercer mes de gestación; la inclusión de personas mayores como jubilados pese a no haber podido hacer la totalidad de los aportes; la recuperación para el Estado nacional del sistema provisional; la creación de más de 5 millones de puestos de trabajo, la modificación de las pautas presupuestarias –antes se asignaba el 2% a educación y casi el 5% al pago de la deuda externa, ahora se revirtió esta ecuación–, el desendeudamiento con el FMI, que permitió recuperar la capacidad soberana de definir el presupuesto; la quita del 70% a los acreedores externos y, completando parcialmente esta enumeración, lo que significa la integración regional de América latina y el Caribe. El balance es importante, pero también falta mucho por hacer.
–JCJ: Tenemos como visión política central que para ir por más hay que afirmar lo actual. Necesitamos recuperar ingresos para el Estado para que pueda atender tantas necesidades aún insatisfechas. Hay importantes niveles de pobreza, de indigencia, hace falta mucha inversión en infraestructura luego del paso del huracán de los 90, la vivienda es una necesidad imperiosa... Todo eso requiere de enormes cantidades de recursos y a partir de la legitimidad que otorga el triunfo electoral creo que existen grandes condiciones para profundizar este modelo. Una cuestión que debe revisarse y por la cual tenemos que ir a un debate importante es el tema de la matriz de los recursos naturales, que están regidos por la ideología ultraneoliberal del menemismo. Existe una enorme riqueza en nuestro subsuelo que está subsumida a favor de los intereses de grandes corporaciones multinacionales, fundamentalmente en el tema de la minería, cuyas regalías son ínfimas y es una actividad que no tiene ningún cuidado por la naturaleza. Otra prioridad es una reforma impositiva que cambie el sentido de algunos de los elementos sustanciales de la actual concepción de la matriz impositiva argentina basada en impuestos al consumo como el IVA, cuando se deben gravar más los patrimonios y las ganancias. Para nosotros es fundamental la reforma de la ley de Entidades Financieras. Insistimos mucho en que no se trata sólo de un enorme simbolismo, que derribaría una de las grandes leyes del sistema político de la dictadura, como dijo en su momento José Alfredo Martínez de Hoz, sino que significará un aporte en eso de ir por más, porque ayudaría a una gran democratización de la economía en la Argentina. Por allí irían algunas de nuestras preocupaciones principales, además de otras como la «ley Pyme», para seguir fortaleciendo y fomentando a las pequeñas y medianas empresas, y algunas de carácter cultural, entre ellas, la ley de Escritores.

 

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