IMFC. Un largo proceso histórico revindicando la política como actividad complementaria de la militancia social
Juan Carlos Junio - Diputado Nacional y Director del Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini"
En la historia del movimiento cooperativo de crédito y en sus principales posturas y definiciones, se pueden rastrear los rasgos políticos de su accionar a lo largo de más de medio siglo. La conjunción de la lucha permanente por las reivindicaciones específicas de lo cooperativo con la crítica social, económica, política y cultural en cada momento histórico, delineó un perfil también original acerca de la comprensión del cooperativismo como una opción transformadora, alternativa de la sociedad.
Tal vez la muestra más acabada sea la Propuesta Cooperativa para refundar la Nación, nacida en el apogeo de la crisis neoliberal.
Pero también si revisamos las actas constitutivas del Congreso de la Cooperación de 1958, en el que se funda el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, vamos a hallar las definiciones de los objetivos políticos de su misión, la lucha antimonopólica y democratizante de la economía, la significación de un tipo de desarrollo de la sociedad, basada en el mercado interno y en la soberanía económica.
En las consignas históricas del movimiento latió siempre la política. También podemos sistematizar los análisis y las críticas profundas al sistema dominante en las memorias institucionales del Banco Credicoop durante la década del 90.
Nuestra actual participación constituye la coronación de un proceso de maduración en la historia del movimiento social. Se trata de la germinación de un nuevo ámbito, el más apropiado para intervenir en los espacios de gobierno y poder a nivel local, provincial y nacional. Nuestra inserción hoy surge de las entrañas de la misión transformadora del cooperativismo, proyectándose a los planos más generales de la política, como las relaciones con otras expresiones del campo popular para construir alianzas y coaliciones propias de un frentismo amplio con un sentido emancipador.
Resulta entonces una recreación del proyecto inicial del IMFC entre las organizaciones cooperativas como empresas democráticas y eficientes del sector de la economía social. A su vez, el propio movimiento social como ámbito de lucha por las reivindicaciones especificas, que empalma con las representaciones políticas logradas por el voto popular en la cadena de disputa democrática por los espacios de decisión de gobierno y poder.
Este complejo accionar de nuestra militancia no es una fórmula de totalización simplificante. Por el contrario, es un espectro de convivencia que une y potencia la independencia de las organizaciones e instituciones del cooperativismo con el compromiso político de una importante cantidad de sus militantes, asociados, dirigentes y trabajadores.
En el marco de estas consideraciones cabe celebrar la conformación de la «Red de legisladores cooperativos» en la cual participo junto con los compañeros Carlos Heller, diputado nacional, y Edgardo Form, legislador de la ciudad de Buenos Aires.
En ese espacio se configuró un esquema de trabajo organizado en cuatro áreas: Legislación general, Capacitación y financiamiento para y del cooperativismo, Cooperativas de trabajo y Asuntos impositivos. Al decir de la presidenta de la Red, la senadora Liliana Fellner: «Es muy importante empezar a trabajar en estas cuatro áreas teniendo en cuenta que en cada una ya hay temas prioritarios y hay muchas expectativas sobre nuestro trabajo».
Además, fueron cursadas invitaciones a las legislaturas provinciales convocando a sus integrantes a participar en la Red, e inmediatamente se han recibido comunicaciones de muchos legisladores a quienes el tema de las cooperativas les resulta de gran interés. Este es un gran paso pues institucionaliza la participación de las provincias y abre la puerta para avanzar en la inclusión de los Concejos Deliberantes.
Estas noticias expresan la coronación de un largo proceso histórico revindicando la política como actividad complementaria de la militancia social, que realza nuestra concepción de un cooperativismo calificado como herramienta potente para la construcción de una nueva sociedad en la cual la solidaridad sea uno de los valores y pilares fundamentales.
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