Continúa la muestra: EMILIO VILLAFAÑE
Rituales de barro
El trabajo con el barro pone en valor la técnica ancestral y manual de la cerámica en un sentido estético y funcional. Desde esta perspectiva, Ticio Escobar plantea que en la complejidad de los escenarios actuales del arte, algunos artistas suburbanos operan sensiblemente a través de matrices populares confrontando las pautas culturales por fuera y dentro de los espacios artísticos.
Emilio Villafañe es uno de esos artistas suburbanos. Propiamente del conurbano bonaerense, que piensa y crea en su taller de Wilde, a treinta cuadras de la Escuela Municipal de Cerámica de Avellaneda, donde hace tiempo es Rector, docente y organizador del Simposio de cerámica, además de diversos encuentros y proyectos culturales. Entrar en su casa es enfrentarse a dos enormes hornos, un espacio ordenado como impone la materialidad del ceramista, y más allá del umbral, en un lateral, la extensa mesa con la serie de tonos rojos de la Fauna pitucarna. ¿Cómo interpelamos inicialmente una cerámica? ¿Se impone la técnica? ¿Es tan importante? ¿Vale más el concepto en las prácticas artísticas contemporáneas? ¿Será la forma la que llama a la reflexión? ¿O será el lenguaje en su condición polisémica que se sobrepone sin reducir lo estético a una manera unívoca de mirar las piezas?
La obra de Villafañe rebasa tales presupuestos al poner en diálogo elementos que hacen a algunas piezas de la serie Fauna pitucarna en su condición apropiacionista de los toritos rituales de las culturas andinas. Animales convertidos en amuletos protectores del hogar, pequeños “bichos” que complejizan las tradiciones al incorporar visualmente en sus diseños los conitos pirométricos que exceden el mero registro térmico de una horneada, y amplían semánticamente el sentido ritual de dicha matriz.
La muestra Cerámicas con y sin horno revela –a través del humor- una fuerte provocación a los discursos de los esteticismos técnicos que restan sentido a la construcción y armado de objetos cerámicos por fuera de los modelos canónicos formales.
Las piezas de Emilio Villafañe definen un imaginario estético popular en sus sobredimensionados platos, en la profusa fauna biomorfa y las singulares formas oraculares, que en su praxis creadora insisten en el carácter comunitario de sus orígenes. De este modo, las identidades imaginarias constituyen formas premonitorias que tensionan el trabajo racional con la improvisación e invención, permitiendo pensar -con el barro entre las manos- el papel que juegan las nuevas subjetividades al subrayar dinámicamente la construcción desde abajo: como la cerámica.
Juan Pablo Pérez
Coordinador
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