Todos somos López
Ana Longoni[1]
UBA-CONICET
¿Quién es López? Jorge Julio López, un albañil casi octogenario, fue sobreviviente al terrorismo de Estado, ya que es unos de los pocos desaparecidos que reaparecieron. Había estado vinculado a la militancia barrial del peronismo de izquierda en su barrio, Los Hornos, en la periferia de La Plata. Fue secuestrado junto con varios de sus compañeros y entre 1976 y 1978 estuvo desaparecido en el Destacamento Policial de Arana, la Comisaría Quinta y la Comisaría Octava, tres de los veintiún centros clandestinos de detención a cargo del represor Miguel Etchecolatz, entonces mandamás de la policía de la provincia de Buenos Aires. López, a pesar de las torturas y amenazas recibidas para que no hablara (declaró en el Juicio por la verdad: “Los captores no me dijeron más nada... lo único que me dijeron es callate la boca y no digas a nadie después que te suelten. (Sino) también te va a tocar a vos”), decidió dar testimonio. Involucró a más de sesenta militares y policías en el aparato represivo, de los cuales menos de diez están hoy detenidos. Fue clave su palabra en el juicio que envió a la cárcel a Etchecolatz, uno de los mayores jerarcas del terrorismo de Estado. Al día siguiente de testificar, en una siniestra señal de represalia y evidenciando la persistencia del aparato represivo (que se mantiene sobre todo activo e intacto dentro del aparato policial) en busca de amedrentar a los sobrevivientes testigos en los juicios en curso, Jorge Julio López –que no contaba con protección alguna- desapareció por segunda vez, el 18 de septiembre de 2006, cuando se dirigía desde su casa en Los Hornos hacia el juzgado en el centro de la ciudad de La Plata. Dos veces desaparecido, sobre él se cumple la amenaza de escarmiento que pesa sobre los pocos sobrevivientes de los centros clandestinos de detención y exterminio, que hoy soportan desguarnecidos la tremenda responsabilidad histórica de relatar –una y otra vez- el horror padecido, siendo además sospechados y estigmatizados por el hecho de haber sobrevivido cuando otros miles desaparecieron para siempre.
Cambiar la marcha
La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires), la ciudad adónde López desapareció dos veces, es un centro administrativo y con intensa vida estudiantil. Fue encarnizadamente arrasada por la dictadura (en proporción al total de su población es el lugar con mayor índice de desaparecidos). Allí se vienen realizando el día 18 de cada mes marchas en reclamo de la aparición de Julio López. “En el marco de estas movilizaciones se han desplegado una gran variedad de intervenciones que van desde instalaciones y performances hasta murales, ploteos, graffiti y stencil”, iniciativas éstas coordinadas “entre los organizadores y diferentes colectivos de artistas o llevadas adelante por los propios convocantes”. Estamos ante “una continua reinvención” y “proliferación de tácticas artísticas” que “pese a la disparidad de medios sirve para disputar una geografía simbólica”.
[1] Este texto es un fragmento seleccionado de un artículo mayor que tiene por título “Activismo artístico en la última década en Argentina: algunas acciones en torno a la segunda desaparición de Jorge Julio López.”
Añadir nuevo comentario