La vuelta del FMI: Con los brazos abiertos
Por Nicolas Zeolla
En las primeras semanas de septiembre se va a estar llevando adelante una nueva misión oficial del FMI en carácter del “mandato por artículo IV” de supervisión de la política económica para los países miembros. Estas misiones de “artículo IV” era un espacio de trabajo conjunto entre el gobierno Argentino y la institución internacional que no se registraba desde hacía más de 10 años, después que Néstor Kirchner cancelase al contado la deuda que tenía el país con el fondo allá por diciembre de 2005.
En su posición oficial sobre las misiones de artículo IV el propio FMI postula que estas son un mecanismo de “supervisión” no vinculante. El hecho de que un país participe es más bien un compromiso que los países miembros toman “con el resto de los miembros” y tienen por objetivo favorecer la “estabilidad financiera global”. Estas misiones son de frecuencia anual, y consiste en una visita de los equipos técnicos del FMI. Vienen al país, piden datos y hablan con funcionarios. Después elevan un informe al directorio del FMI de cómo anda todo, siempre según la propia visión del fondo. Una vez terminado el informe, los países deciden que hacer con ese documento. Como es de esperar, dependiendo de los halagos que cada gobierno reciba hacen una presentación oficial, muestran el informe completo, un resumen de presa, etc. Lo que sí, lo mínimo que tiene que conocerse es el detalle de la posición técnica que discutió en el directorio.
Entonces, lo primero que hay que decir es que no siempre se hacen públicos todos los informes, y no todos los países participan todos los años. Paises como Rusia, India, Iran, Brasil, Portugal, Grecia y tantos otros tienen dos o tres años salteados sin que se conozca el informe. Pero casi todos participan.
Lo segundo es que ninguna revisión de artículo IV advirtió sobre ninguna crisis que afecte la estabilidad financiera global. No hubo informe de articulo IV que advierta sobre los riesgos de la crisis asiática de 1997, ni la crisis Argentina de 2001/2, ni la crisis subprime de 2007/8 en EE.UU., ni la crisis de deuda en Grecia y España actual. Y seguramente no lo haya en el futuro.
Si bien la posición del FMI cambio bastante después de la crisis internacional, publicando posiciones oficiales que habilitan el uso de control de capitales (en casos excepcionales) y criticando la super-desregulación financiera, la visión general sigue siendo la misma de siempre y ese es el problema inicial.
Lo que observan es la garantía de un régimen cambiario libre y estable, crecimiento económico con estabilidad de precios y subyacentes económicos y financieros (déficit comercial, déficit fiscal) estables.
Y aunque seguro el nuevo gobierno esta desaprobado en todos los puntos, no deberíamos esperar más elogios: muchas referencias a “los beneficios del fin del cepo”, “pesada herencia” y “en el camino correcto”. Quizá haya alguna que otra critica, relacionada el déficit fiscal, pero no mucho más.
Por eso, el debate sustancial pasa por otro lado. El hecho de que la Argentina vuelva a participar en este tipo de mesas de trabajo es un giño más a una línea general de política externa vinculada más la agenda de los EE.UU. y no tanto a los países emergentes o la región.
En este sentido la clave está en entender que estrechar vínculos con el FMI (y sus amigos bancos de inversión y calificadoras de riesgo globales) es una pieza clave en el circuito local del endeudamiento externo y la fuga de capitales.
Y esto abre dos temas en debate sumamente importantes. El primero de ellos es sobre política económica. Desde los economistas cercanos al gobierno se intenta presentar el tema del endeudamiento como una cuestión de cerrar la brecha fiscal. Y acá tampoco hay nada nuevo bajo sol. Esta es una cantaleta ya conocida por todos durante los noventa: hasta que se llegue al tan ansiado “déficit fiscal cero” se deberíamos recurrir transitoriamente a endeudamiento externo. Esto estaría justificado por el hecho de que las transformaciones estructurales necesarias para volver a crecer llevan tiempo y, aunque estamos mal, vamos a estar bien.
Incluso, algunos economistas cercanos al gobierno ya dejaron trascender que las metas propuestas de achicar el déficit fiscal no es posible. El freno judicial al tarifazo y el veloz deterioro de la situación social pospuso (por mal que le pese al ala más dura del gobierno) el ajuste del gasto público en la medida y la velocidad que tenían pensado en plan inicial.
Entonces, esto sirve de excusa para tomar más deuda (externa) que financie gasto corriente (en pesos). Y entre tanta deuda mediante, el hacer buenas migas con el Fondo muchos ven buenos ojos un préstamo de los que el Fondo tan amablemente suele dar.
De acá la segunda cuestión. Sobre el rol que tiene, y tuvo, el endeudamiento en nuestros países.
Como dice Norberto Galasso en su libro “De la banca Baring al FMI: historia de la deuda externa Argentina”, la deuda externa siempre ha operado como un instrumento de saqueo y sumisión colonial. Como demuestra Galasso desde la contratación del primer empréstito por Rivadavia en 1824, la deuda servido para la instalación de nuevos grupos políticos y económicos hegemónicos al interior de la economía nacional, ha transferido cuantiosos recursos a los países acreedores y ha sido un objeto de negociado y corrupción en contra del estado, porque en general los prestamistas (banca internacional) y prestadores (funcionarios) eran los mismos o muy amigos.
En este sentido, la política de re-estructuración de la deuda primero y desendeudamiento externo después no solo fue conveniente económicamente para los acreedores argentinos por las altas tasas de interés (y porque los muertos no pagan), sino también porque significó un proceso de recomposición de la soberanía de la política económica al no depender de que uno u otro banco desembolsen un préstamo para atender los objetivos planteados en la agenda del gobierno.
Por eso, debemos aprovechar esta oportunidad donde se ve con tanta claridad el contraste para y debatir seriamente la cuestión de la deuda externa.
Referencias
Lista de informes de supervisión por mandato del articulo IV según año y país: http://www.imf.org/external/np/sec/aiv/index.aspx
Galasso, Norberto (2008) “De la banca Baring al FMI: historia de la deuda externa Argentina”. Buenos Aires. Ed. Colihue.
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