A treinta años de la revolución sandinista - Crónica de la actividad
En el marco de las actividades organizadas por el Archivo Oral de la Unidad de Información del Centro Cultural Cooperación, el día martes 21 de julio, se realizó una charla conmemorativa sobre los treinta años de la Revolución Popular Sandinista. La misma estuvo a cargo de la Profesora Paula D. Fernández y fue coordinada por Alexia Massholder y Graciela Browarnik, becarias de la Unidad de Información.
Durante la charla, Paula realizó un recorrido por la historia de Nicaragua, centrándose en el proceso revolucionario, desde el triunfo hasta la derrota electoral de 1990. Señaló aciertos y errores de la revolución, la guerra contrarrevolucionaria desatada por "La Contra" financiada por los Estados Unidos y destacó el papel de la solidaridad internacional.
A continuación analizó los resultados que dejaron los posteriores dieciséis años de gobiernos liberales hasta el triunfo electoral del FSLN en el 2006, siendo nuevamente electo presidente Daniel Ortega. Asimismo, sobre la base de su trabajo de campo en Nicaragua en febrero de 2009, describió la situación del país en la actualidad.
Este recorrido por más de 30 años de historia fue acompañado por fotografías, fragmentos de entrevistas en formato digital y videos, obtenidos por la profesora a fin de compartirlos con el público presente.
A continuación, presentaremos un texto redactado por Paula Fernández donde sintetiza y reflexiona sobre algunos ejes centrales de la charla.
La Revolución Popular Sandinista. Apuntes reflexivos a treinta años de la revolución.
Por Paula Daniela Fernández
El 19 de julio de este mes se cumplieron 30 años de la Revolución Popular Sandinista (RPS) dentro un contexto para América Latina y Nicaragua muy particular. Desde hace unos años hasta ahora, han asumido varios gobiernos de corte popular y de ruptura con la dependencia imperialista, como los de Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador. Asimismo, en Nicaragua tras 16 años de gobiernos neoliberales, triunfó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), siendo Daniel Ortega electo presidente; y más recientemente ganó las elecciones presidenciales en El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMNL).
Estos gobiernos han generado ciertas expectativas. Parecería que América Latina vive un significativo proceso de transformación, con posibilidades importantes de cambio para nuestros pueblos. En el presente escenario internacional, atravesado por una gran crisis capitalista mundial, Latinoamérica ha adoptado posiciones y líneas políticas más desafiantes frente la permanente injerencia del imperialismo. Sin embargo, como demuestra el reciente golpe de estado en Honduras, poner en práctica políticas de carácter transformador en favor de los sectores populares -o al menos, mas inclusivas- no será tarea sencilla.
Frente a la compleja y difícil realidad que aqueja a nuestro continente, estudiar y analizar -manteniendo un espíritu crítico- los procesos revolucionarios, en particular los de Nuestra América, se torna imprescindible.
Dentro de esta coyuntura, desde hace un tiempo, se vienen produciendo importantes debates de cara al Bicentenario de los procesos independentistas en Latinoamérica. Estas discusiones no pueden dejar de lado la preocupación por los conflictos armados de la historia reciente.
De este modo, este nuevo aniversario no es uno más, sino una fecha para reflexionar sobre Nicaragua con proyección a todo el continente, teniendo en cuenta los entramados sociales, históricos y culturales de cada región y de cada país. En este sentido, consideramos pensar a América Latina como conjuntos de relaciones sociales con sus particularidades locales que se mueven de forma dinámica y dialéctica.
Ahora bien, la RPS fue una revolución que conmovió y movilizó a número considerable de personas en todo el mundo, inclusive a muchos argentinos. ¿Qué queda de aquella experiencia en la memoria de estos actores?
Cuando iniciamos nuestros estudios sobre la RPS, partimos del siguiente a priori: pocas personas, excepto algunas del ámbito académico, conocían o recordaban aquel proceso. La Revolución Sandinista, si bien pertenece al campo de la historia reciente, parecía lejana. Sin embargo, el trabajo de campo, sumado a largas horas de entrevistas y conversaciones con sujetos que habían vivenciado aquella revolución, indicaban que ella se encuentra presente, aunque de forma velada. Pese a ello, dialogar sobre esta temática ha avivado el interés y las memorias de muchas personas que fueron testigos directos -o no- la revolución. Y esta preocupación no es patrimonio exclusivo de aquella generación que hoy oscila los 45 o 50 años. Por el contrario, los más jóvenes también pronuncian su interés.
A partir de estas preocupaciones, comenzamos a estudiar la revolución sandinista desde la solidaridad argentina con Nicaragua, encontrado que existían vínculos históricos entre ambos países:
- La lucha de Augusto C. Sandino (1927) para expulsar a los marines estadounidenses tuvo impacto a nivel internacional. No solo Sandino apeló a la unidad latinoamericana, sino que despertó la solidaridad internacional tanto en Latinoamérica como fuera del continente. Al igual que en los años de 1970, durante la lucha contra el dictador Somoza, contingentes de combatientes -incluso de argentinos- se sumaron a las filas de Sandino.
- La solidaridad internacional con Nicaragua antes y después del triunfo revolucionario en 1979 también señala otro punto de unión. Cientos de personas de todo el mundo se solidarizaron con la causa sandinista, ya sea combatiendo, con el fin de derrocar el régimen somocista, o colaborando para la reconstrucción y sostenimiento de la revolución, en particular, a partir de la guerra contrarrevolucionaria generada por sectores disidentes al FSLN y los Estados Unidos. A modo de ejemplo, cabe destacar la colaboración de miembros de PRT ERP y Montoneros. La participación de Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Alfredo Izurzún, más conocido como "Capitán Santiago", en el ajusticiamiento a Anastasio Somoza Debayle en Paraguay (1980). No podemos dejar de mencionar la participación del Partido Comunista de la Argentina y su juventud, la Federación Juvenil Comunista, que envió brigadas para trabajar en el corte del café.
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En enero de 1989 un grupo de izquierda llamado Movimiento Todos por la Patria (MTP), realizó el copamiento al Regimiento de La Tablada con el supuesto objetivo de detener un nuevo alzamiento de militares carapintadas. Vale subrayar, que el MTP se formó en Nicaragua durante 1986 y estuvo integrado por Jorge Baños, Antonio Puigjané -ambos miembros de la dirección- y Enrique Gorriarán Merlo.
En un plano opuesto, existe un lado oscuro de la historia que también nos vincula a Nicaragua. Durante la última dictadura militar argentina, el gobierno de facto colaboró con el régimen somocista y la contrarrevolución a través de asesoramiento técnico y militar. El caso emblemático es el del Batallón de Inteligencia 601.
Por otra parte, este mismo trabajo nos llevó, a principios de 2009, a Nicaragua. Acercarnos y escuchar las voces de los agentes de la revolución nos parecía fundamental para comprender aquel proceso. Asimismo, conocer la Nicaragua actual también resultaba imprescindible.
Como señaláramos, en noviembre de 2006 el FSLN triunfó nuevamente con el 37% de los votos, a través de una alianza, denominada "Unida, Nicaragua Triunfa." Esta victoria volvió a despertar las esperanzas y abrir nuevos canales de lucha en algunos sectores populares.
No obstante, la situación socioeconómica del país según estudios y censos realizados por distintos organismos nicaragüenses e internacionales, como el Instituto Nicaragüense de Estadísticas y Censos (INEC) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, podría ser resumida de la siguiente forma:
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Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina
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Explotación irracional de los recursos naturales
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Uso de agroquímicos de forma indiscriminada. Ello está afectado la salud de la población
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Aumento del desempleo y subempleo, la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor
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desigual acceso a la educación, la salud, la tierra y el crédito.
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corrupción
Cuando hicimos nuestro arribo, pudimos observar que efectivamente esa situación persistía. Por supuesto que para el FSLN revertir las políticas llevadas a cabo por 16 años -sumados a problemas históricos y estructurales- de gobiernos neoliberales no resulta fácil. El desarrollo económico de Nicaragua es limitado y depende enormemente de la ayuda y la cooperación internacional. Como consecuencia, las posibilidades de negociación de este país se ven restringidas, haciendo que muchas veces, los países centroamericanos deban negociar en bloque.
También, pudimos recoger numerosas voces, tanto a favor o contra del actual gobierno. Hallamos gente que se define como sandinista del FSLN y otros que se reivindican sandinistas pero que no pertenecen a él. Muchos de ellos, han formado parte del Frente en los años de 1980, pero luego de la derrota se han alejado por diversos motivos. Un tema central a tener en cuenta en este éxodo es lo que ellos denominan como "la piñata"; es decir el reparto de bienes y propiedades entre algunos dirigentes sandinistas, lo cual generó la cólera, la amargura y la frustración de muchas personas. De ellos, algunos formaron parte de otras agrupaciones políticas y otros retomaron sus actividades o profesiones para trabajar de manera privada. Asimismo, algunos testimonios reflejan duras historias de vida luego de la derrota de 1990. El fin de la RPS fue un duro y traumático golpe.
Sin embargo, debemos contrastar este panorama, destacando la participación activa de cientos de militantes -hombres y mujeres- honestos que creen o ven como único camino posible de cambio la lucha a través del FSLN para, desde allí, diariamente combatir contra las injusticias y la explotación que vive el pueblo nicaragüense. Es notable el trabajo continuo de los militantes de base sandinistas. El triunfo del FSLN posibilita a esta militancia una capacidad de acción y de lucha que en otro contexto sería más difícil.
De esta manera, una pregunta que nos suelen hacer es "¿Qué queda de aquella revolución?" Y no es fácil responder a esa pregunta porque aquello que permanece puede ser tanto material como simbólico y los significados que los sujetos le otorguen a la RPS puede variar según las contextos. Por ejemplo, nosotros notamos que los nicaragüenses hablan de la revolución en términos de "la época de la guerra". Y esto no nos resultó un dato menor, sino que nos sugiere que debemos analizar la RPS teniendo en cuenta la mirada de los propios nicaragüenses y comprender que retrotraerse a esos años puede traer tanto bueno recuerdos como también sentimientos cargados de dolor.
Lo que sí podemos decir es que, efectivamente, los gobiernos que sucedieron al FSLN después de 1990 se ocuparon de desmantelar las conquistas (materiales y simbolicas) alcanzadas por la revolución. Además, la precepción local de la revolución no es unánime y más bien se corresponde con una división que se observa en la sociedad nicaragüense entre sandinistas y no sandinistas.
Luego de esta reflexión, tímidamente nos atrevemos a decir que aquello que pensamos que posibilitó la revolución, es decir permitió a los nicaragüenses a reconocerse a sí mismos como agentes de la historia y de transformación. Sujetos con capacidad de lucha, como lo expresan la militancia de base, el movimiento estudiantil, los movimientos de mujeres, entre otros. En este sentido, consideramos que la experiencia revolucionaria está en la memoria de en un importante sector de la población. Igualmente, creemos que la revolución creo las bases para poder ejercer la libertad de expresión, realizar elecciones libres y construir un régimen democrático.
La memoria de la revolución está presente y las limitaciones con que cuentan nuestros países para posicionarse y discutir en un plano internacional señalan que solo la unidad latinoamericana logrará y sostendrá en el tiempo la liberación de nuestros pueblos.
Video de la presentación
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