MEDIOS SOLIDARIOS. Aire para la comunidad
Desde la promulgación de la ley de Radiodifusión 22.285, decretada en 1980 por la última dictadura militar que prohibía a las entidades sin fines de lucro prestar servicios de radiodifusión, las cooperativas lucharon por tener un espacio dentro del espectro radioeléctrico.
«La promoción de la diversidad y el pluralismo debe ser el objetivo primordial de la reglamentación de la radiodifusión. Eso implica igualdad de género e igualdad de oportunidades para el acceso y participación de todos los sectores de la sociedad a la titularidad y gestión de los servicios de radiodifusión», manifestaba en uno de sus 21 puntos la Coalición por una Radiodifusión Democrática integrada por organizaciones sindicales y políticas, universidades, movimientos sociales y cooperativistas, medios comunitarios, pymes, pueblos originarios y distintas expresiones de la cultura. Y fue recién en 2009, luego de importantes movilizaciones, y la realización de cientos de debates y foros en todo el país, que la sociedad argentina logró, con amplio consenso, el reemplazo de la norma y la sanción de la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, que reserva un 33% del espectro para las organizaciones sin fines de lucro.
En ese marco, y pese a que los grandes grupos concentrados de medios pretenden evitar la aplicación de la ley con el fin de mantener el statu quo a través de medidas cautelares o recovecos legales, numerosas entidades solidarias decidieron lanzar sus propios canales de televisión.
La cooperativa Celta, de Tres Arroyos, fue la primera (en agosto pasado) que puso en marcha un canal de aire que emite durante las 24 horas, de las cuales siete son de programación local. La señal se completa con emisiones de Canal Encuentro y Canal 6 cooperativo (emisora de Colsecor), recibidas satelitalmente. «Nuestra cooperativa fue siempre defensora y activa militante de la ley de Medios», asegura el presidente de la Cooperativa Eléctrica de Tres Arroyos, Nicolás Ambrosius, quien subrayó que la concreción de iniciativas como la impulsada por su entidad «vienen a reparar» una restricción que impidió a las cooperativas y, por ende, a sus comunidades, contar con medios audiovisuales con identidad local.
Asimismo, el dirigente tresarroyense destaca la importancia de favorecer la producción regional. «Cuando se discutía el tema de la ley, se hablaba de las imposibilidades técnicas y profesionales que podíamos tener las entidades comunitarias para armar las plantillas de trabajo y para producir contenidos, empero nuestra experiencia demostró que en la zona hay decenas de profesionales capacitados para llevar adelante este tipo de proyectos: periodistas, productores, técnicos, artistas, etcétera –manifiesta Ambrosius–. Creemos que Celta TV puede constituirse en una importante fuente laboral en la localidad», añade.
Dos meses después, en Necochea, la Usina Popular Cooperativa Sebastián de María, a través de su Instituto de Formación y Capacitación Cooperativa y Empresaria, inauguró Canal 13 AI TVCoop (Aires Cooperativos en Comunicación). «Los habitantes de nuestra ciudad –explica el presidente de la UPC, Martín Migueles– están muy contentos con la posibilidad de tener un canal con una grilla en la que predominan la cultura y la información, además de contar con señales latinoamericanas. Este proyecto –agrega el cooperativista– benefició especialmente a sectores sociales que no tienen capacidad económica para pagar cable o transmisiones satelitales porque antes sólo podían ver Canal 7 y dos emisoras marplantenses».
Como en el caso de Tres Arroyos, la apertura del canal es el primer paso que se propone dar la entidad solidaria. «Nuestro plan apunta a lograr la licencia para prestar el servicio de cable y realizar el tendido de fibra óptica para que en Necochea el “triple play” (telefonía, Internet y televisión), con precios cooperativos, sea una realidad», explica Migueles. Por otro lado, desde distintas organizaciones surgió la idea de agruparse con otras cooperativas para producir contenidos propios. «Vamos a ser una alternativa para todos los jóvenes que quieran explorar el campo audiovisual», considera Migueles.
Desde el puntapié inicial que dio Tres Arroyos, no cesan de aparecer a lo largo y ancho del país emprendimientos cooperativos de televisión. Luego de 30 años de mordaza, los zapalinos volvieron a tener entre su grilla de canales al histórico y pionero Canal 3, que había sido inaugurado en 1966 y clausurado en 1980 por el gobierno de facto. «Hoy la nueva ley de Radiodifusión nos permite volver a reconstruir un medio (ahora bajo la denominación «Canal 6 TVCoop»), que nos sirva para articular las acciones entre los asociados», dice satisfecho Néstor Zambelli, presidente de la Cooperativa de Energía Eléctrica de Zapala.
En la localidad neuquina, como en otras miles de poblaciones del país, sólo veían televisión los que podían pagar el servicio de cable, mayoritariamente prestado por empresas del Grupo Clarín, y por supuesto, el acceso a contenidos e información local era muy restringido, casi nulo. «Nuestro canal es un servicio social muy significativo que permitió un acercamiento importante entre distintos actores de la comunidad que desarrollaban sus tareas y no eran visibles para el resto», explica Clementina Crisoliti, directora del servicio informativo de TVCoop, quien también comenta que la idea de la emisora es producir más horas diarias de contenidos locales y regionales.
Otro caso emblemático es el la Cooperativa Eléctrica de Punta Alta que mantiene una importante pelea con Cablevisión, por la política de dumping que desplegó en la localidad puntaltense el mayor operador de cable del país para impedir el avance de Punta Alta Visión, empresa ligada con la Cepa. La estrategia, primero de Multicanal y luego de Cablevisión es ofrecer un abono mensual un 35 a 40% más barato que en las otras plazas en donde opera el monopolio para competir con el emprendimiento local.
La pelea con el gigante
Un comentario aparte merece la disputa que desde 2003 vine llevando adelante la Cooperativa Popular de Electricidad Santa Rosa con las cámaras de cableros, cuando puso en marcha la transmisión gratuita de cuatro señales de televisión por aire, lo que generó la rápida reacción de los empresarios del sector para anular la iniciativa solidaria. Si bien la cooperativa debió suspender las transmisiones, no cejó en su propósito de ofrecer a los santarroseños una alternativa comunicacional.
Actualmente la pelea es con las compañías del Grupo Clarín, que a fines de 2009 instalaron ilegalmente un cableado de fibra óptica en las columnas propiedad de la entidad. Ahora, ante la decidida intención de la cooperativa pampeana de sumar a sus prestaciones de telefonía e Internet la provisión de «triple play», y la declaración de su presidente, Oscar Nocetti, al Diario de La Pampa, de que la CPE estaría en condiciones de emitir próximamente televisión por cable digital para unos 15.000 hogares santarroseños, Cablevisión presentó un pedido de oposición a la solicitud de licencia requerida por la Cooperativa Popular. Lo paradójico de la cuestión es que el mayor operador de cable de la Argentina aduce que el requerimiento de la entidad solidaria, administrada por sus propios asociados, apunta a generar una situación «monopólica» a favor de la CPE. «El otorgamiento de dicha licencia a la mencionada cooperativa ocasionará una grave e irreparable afectación de los derechos de propiedad y de ejercer industria lícita sin distorsiones anticompetitivas», plantea Cablevisión en los fundamentos de la presentación realizada por los representantes legales de la empresa ante la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), como lo establece la ley 26.522 para las firmas que ya están prestando el servicio frente a otras que quieren ingresar al mercado. Parece una ironía que justamente el Grupo Clarín que siempre está planteando la inconstitucionalidad de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, recurra a ella para «hacer valer sus derechos».
La realidad es que de sur a norte de la Argentina, las pantallas de los televisores se van poblando de emprendimientos y contenidos promovidos por las entidades de la economía social: Canal 4 de Córdoba (Cooperativa de Servicios Públicos de Villa Soto) y Proarte Televisión (productora vinculada con el Canal 10 de la Cooperativa de Servicios Públicos de Clorinda, Formosa), entre tantos otros.
Punta del iceberg
Por otro lado, hay numerosos proyectos que intentan desarrollar el Sistema Televisión Digital Terrestre (TDT), para ofrecer señales gratuitas, como planea hacerlo la Cooperativa Eléctrica de Zárate, y también otros que prevén packs de señales pagas totalmente digitales, a un valor más bajo que los que cobran los cableros hegemónicos. Cinco cooperativas estarían listas para dar ese servicio, para el que ya pidieron licencias y están a la espera de la confirmación de Afsca. Telpin (Pinamar), TelViso (Del Viso y Pilar), Cpetel (Santa Rosa, La Pampa), Telvgg (Villa Gobernador. Gálvez, Santa Fe) y la cordobesa Coopmorteros buscan captar de manera inmediata a una importante cantidad de abonados de televisión digital.
Quizás estas iniciativas sean la punta del iceberg para alcanzar la tan mentada democratización de las comunicaciones y la pluralidad de voces, y sirvan para generar nuevos enfoques y novedosos contenidos en las pantallas, reemplazando los conceptos de concentración, hegemonía y simple entretenimiento por diversidad, identidad y creatividad.
Del mismo modo que hace más de 15 años, la cooperativa cordobesa Colsecor, principal distribuidora de señales del sector solidario, reunió a 13 entidades a fin de generar ventajas competitivas regionales y nacionales para el sector. Tal vez este es el momento de aunar todos estos esfuerzos que van surgiendo, de manera desperdigada, y generar una estrategia que permita construir un proceso de integración comunicacional que potencie el alcance de las noticias cooperativas.
Revista Acción Nº 1069 (1era. quincena marzo 2011)
http://www.acciondigital.com.ar/01-03-11/cooperativismo.html
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